Nara
Nara es la ciudad de ocho de los templos más antiguos de Japón. Un espacio donde el arte histórico, la espiritualidad y manadas enteras de venados habitan las calles de forma libre. Un sentido clásico de armonía describe su paisaje.
En el místico parque de Nara, conocido por sus templos históricos, follaje verde y venados, la comunidad era especialmente feliz. Un temido invierno, algunos venados murieron de hambre y de frío. Esa primavera comenzaron las desgracias. El papá de Mei se enfermó de un virus que arrastraba la ciudad. Los vecinos peleaban en las calles. El parque, normalmente hermoso, estaba seco e inánime.
Mei siempre había sido amante de los animales. Con sus ahorros compraba galletas para los venados y les daba de comer. Para escapar de sus tristezas iba al parque y se rodeaba de ellos, que cada vez estaban enfermos. Un viejo árbol le susurró un día: Mei, cuiden a los venados. Son los mensajeros de Dios en la tierra. Si los descuidan, Dios descuidará a Nara.
Mei habló con su mamá esa misma noche. Al ver la desesperación de la pequeña, organizó una brigada para auxiliar a los venados. La mañana siguiente, detrás de las montañas salió el sol. Pasaron todo el verano cuidando a los venados y todo volvió a la normalidad. Mei se encargó de que esta historia la supieran sus hijos y sus nietos para que Nara estuviera siempre en armonía.