Biwa
Biwa alude a las olas del lago de agua dulce más grande de Japón, que ha inspirado a decenas de poetas a través de los años. O quizá a las notas del instrumento tradicional que ha ayudado a musicalizar historias desde hace siglos y siglos.
Hace miles de siglos, en un viaje en busca de la esencia de la naturaleza, Kaori descubrió un lugar especial llamado Biwa. Este espacio era el símbolo del tránsito, donde desveló, entre innumerables maravillas, los árboles más auténticos. En las vetas de su madera se escondían los susurros de las olas de un lago de agua dulce, el más venerado de toda la región. Desde tiempos inmemoriales, ese cuerpo de agua había sido la fuente de inspiración y el origen de la poesía, de la danza entre palabras.
En este viaje, Kaori también se sumergió en las maravillas del sonido. Aprendió a escuchar el dinamismo de las aguas que acariciaban la costa, la armonía del vaivén y la serenidad de los murmullos que se entretejían en el tiempo. En la madera, las olas se fusionaban con el recorrido de las notas entre las cuerdas, narrando historias que envolvían la interacción entre el ser y el entorno a través de formas perfectas.
«En este lugar debo permanecer siempre», decía Kaori.